La historia del PRI es una de claroscuros, como lo es la propia historia de México.
El PRI impulsó durante décadas un programa de gobierno que modernizó al país y niveló las oportunidades de desarrollo para todos los mexicanos, sin importar clase social, religión o raza.
El PRI también instituyó un modelo presidencialista que concentró demasiado poder en una sola persona -el presidente de la República- y que permitió muchos excesos por parte de la clase gobernante.
Cuando el PRI perdió el poder en Jalisco, y después a nivel nacional, los ciudadanos esperaban de los gobiernos del Partido Acción Nacional que cumplieran con las promesas de tantas y tantas campañas en que acusaban a los gobiernos priístas de corrupción e ineficiencia.
Después de casi 15 años de gobiernos panistas, la corrupción es un hecho cotidiano de las esferas públicas en todos sus niveles y la ineficiencia es el signo característico de los actos de los gobiernos recientes, aunque el actual gobierno estatal ha superado a los anteriores en su frivolidad, irresponsabilidad y absoluta ineficacia.
El actual gobierno estatal utiliza los recursos públicos para comprar conciencias y recompensar aliados, endeudando al estado y dispendiando los escasos recursos con fines electorales y sin atender a los problemas de fondo del estado.
El actual gobierno municipal no se queda atrás en su ineficiencia e irresponsabilidad, tal y cual queda evidenciado por el programa de obra pública en el centro de la ciudad, desatendiendo otros problemas de urgente solución y por el contrario agravándolos, como es el caso de la vialidad urbana.
Sin duda el priísmo enfrenta retos importantes, y para enfrentar exitosamente a Acción Nacional es necesario que primero el Partido supere los riesgos de una división interna y renueve actitudes entre algunas de sus corrientes.
El PRI deberá asumir un compromiso pleno de intolerancia a cualquier acto de corrupción de cualquiera de sus militantes, y por supuesto del gobierno estatal.
El PRI deberá encontrar también la manera de articularse para ofrecer un compromiso de gobierno muy claro y puntual.
Y en ese contexto, sin duda para el que esto escribe resulta mucho más atrayente ser militante de un partido que busca su identidad para oponerse a un gobierno frívolo y corrupto, que ser parte de ese mismo gobierno.
Por eso soy priísta.
lunes, 9 de febrero de 2009
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ResponderEliminarFelicidades por tu blog Luis. Seguramente será un foro de ideas y crítica constructiva. Ojalá que contribuyas a formar un partido que gobierna para ciudadanos, y no sólo para sus militantes. Después de todo el poder no es un premio, sino una responsabilidad.
ResponderEliminarSaludos Luis
ResponderEliminarComo asiduo lector (y usuario) de blogs voy a seguir con sumo interés lo que escribes. Un abrazo, mi estimado