domingo, 15 de febrero de 2009

La mala política (¿o es que acaso hay otra?)

En la muy breve existencia de este espacio, al que han acudido a invitación expresa algunos amigos del que esto escribe, recibí un par de comentarios que reflejan con contundencia la escasa credibilidad que tiene la política por estos lares.


Me referiré a lo comentado por mis apreciables amigos Gerardo y Gabriel, subrayando algunos conceptos:

Gerardo Partida dijo...(refiriéndose a la alianza PRI-PANAL)

(...), tienes razón al decir que es una forma volver a los orígenes del PRI, deseo que esta alianza nos ayude tener un gobierno mas fuerte y capaz. Espero coincidencias y aportaciones de parte de Nueva Alianza, que no se quede en trabajo electoral y nos ayude a un mejor gobierno.

liquid distance dijo...(respecto al mismo tema)

Yo diría que la política mexicana es mucho más burda, no compatible con la analogía de la partida de ajedrez: gana el que tenga la mayor cargada. La lógica de hoy en día es hacer coaliciones de cargada. La alternancia política es un término vacío, que más bien habla de oportunismo electorero, especialmente en casos como el mexicano donde tienes un sistema electoral que excluye a la ciudadanía del proceso democrático.

Y ya antes, liquid distance nos había compartido una certera reflexión:

Felicidades por tu blog Luis. Seguramente será un foro de ideas y crítica constructiva. Ojalá que contribuyas a formar un partido que gobierna para ciudadanos, y no sólo para sus militantes. Después de todo el poder no es un premio, sino una responsabilidad.

Lo que comparten estas reflexiones (además de la buena voluntad para el amigo que se dedica a la política, y al que honrando a la amistad se le acepta con ese pequeño o gran defecto) es precisamente el descrédito de la política, en particular la que los partidos políticos hacen en México.


En el fondo, y con un dejo de pesimismo -o realismo-, los buenos deseos de mis amigos tienen que ver con la posibilidad o no de que un individuo, o grupo de individuos, actúen políticamente al interior de un partido, para incidir en un cambio en la orientación práctica del instituto (yo iría más lejos, liquid distance, y comentaría que lamentablemente pareciera que los partidos gobiernan no solamente sin tomar en cuenta los intereses de los ciudadanos, sino ni siquiera los de sus militantes, priviligiando los de un grupo o facción dentro del propio partido en el gobierno).

¿Es posible la acción política orientada a valores (participación, honestidad, eficacia, responsabilidad, profesionalismo, o cualesquiera que tales valores sean)? ¿O al final el pragmatismo prevalece y lo que está en disputa en nuestro sistema político es meramente la oportunidad de enriquecerse financieramente a partir de un cargo de autoridad política y el reparto de prerrogativas entre unos cuantos allegados a cambio de su complicidad o su silencio?

1 comentario:

  1. Recibe un saludo Luis. El tema en cuestión es muy interesante y como todo en política pienso que hay muchísimo para comentar y debatir. Por lo mismo, trataré de ser breve con mi opinión.

    Yo pienso que en general a la sociedad se le ha enseñado que los políticos pueden ser buenos o malos, corruptos u honestos, blancos y negros y pienso que eso ha llevado a la polarización de las opiniones y a mucha gente a tomar posturas ya sea radicales y en muchos casos hipócritas. La acción política orientada a valores que mencionas pienso que sí es posible cuando los políticos tienen la suficiente inteligencia y responsabilidad para tomar ese rol. Sin embargo ningún político llegará a ocupar un cargo público si su partido, su corriente, sus grupos de apoyo o incluso su mismo equipo de trabajo se dan cuenta de que apoyar a dicho político no les conviene. Un político, por muy honesto, eficaz y cargado de valores que sea no llegará lejos si no asume la responsabilidad que aceptó cuando fue abanderado por el grupo de gente que está detrás de él.

    Si nuestra percepción es pesimista por creer que los enjuagues, acuerdos y cargadas continuarán, entonces asumámoslo. En cuanto al deseo de que en algún momento nos toque tener gobernantes eficientes, que hagan política de altura y que tengan carisma sin importar lo que haya detras de ellos no seamos pesimistas, quizá haya algunos y tal vez algún día los ciudadanos seamos capaces de distinguirlos y favorecerlos con nuestro voto.

    Gracias

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